“La devoción a María –nos recuerda Don Orione– no es simplemente un adorno de nuestra santísima religión, ni una flor cualquiera, un socorro, como tantos otros de los cuales podemos servirnos o no, como nos gusta; sino que es una parte integral. Dios no quiso venir a nosotros más que por medio de María. Y nosotros no podemos ir a Dios más que por medio de María”.
Para comprender esta gran devoción de Don Orione, es preciso acercarse a su historia personal, toda entrelazada de “gracias” y de “devoción”, que llenaba de María toda su vida.
Esta experiencia de relación filial con la Madre se extiende a la vida de su Obra desde la fundación, tanto que Don Orione llega a decir “es María Santísima la Celestial fundadora de la Congregación. Lo considero por los hechos extraordinarios acaecidos en los comienzos de la Pequeña Obra y en el decurso de estos años”.
También desde los inicios de su obra en Argentina, Don Orione encontró la presencia de la Virgen Santísima en los momentos fundamentales.Tanto que su llegada por primera vez a nuestro país estuvo marcada por la presencia de María, la que se mantendría a lo largo del tiempo hasta nuestros días.
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