1. Mensaje del Santo Padre Francisco con motivo del 300 aniversario de la coronación de la imagen de Nuestra Señora de Czestochowa, 26.08.2017
Es un gran honor tener por madre a una Reina, la misma Reina de los Ángeles y los Santos, que reina gloriosa en el cielo. Pero da aún más alegría el saber que se tiene por Reina a una madre, amar como Madre a aquella que llamáis Señora. La sagrada imagen muestra, de hecho, que María no es una Reina distante que se sienta en el trono, sino la Madre que abraza al Hijo y con Él a todos nosotros, sus hijos. Es una madre verdadera, con el rostro marcado, una Madre que sufre porque se toma realmente en el corazón los problemas de nuestra vida. Es una Madre cercana, que no nos pierde nunca de vista; es una Madre tierna, que nos lleva de la mano en el camino de cada día.
Esto es lo que deseo que experimentes en el solemne Jubileo que estan celebrando: que sea el momento favorable para sentir que ninguno de nosotros es huérfano, porque cada uno tiene cerca de sí a una Madre, Reina de insuperable ternura. Ella nos conoce y nos acompaña con su estilo materno característico: apacible y valeroso al mismo tiempo; nunca entrometido y siempre perseverante en lo bueno; paciente frente al mal y activo promoviendo la concordia.
2. De los escritos de Don Orione [1]
“Amo y canto”
Amo a la Santísima Virgen y canto, canto a la Virgen: dejenme amar y cantar! Soy un pobre peregrino que busco luz y amor: vengo al Santuario con el rosario en la mano para convertirme en el escabel de los pies inmaculados de María, para siempre; vengo a pedirle luz y amor de Dios y de las almas!
Voy a Ella para no perderme, después de haber pasado entre profundidades, precipicios, montañas, huracanes, abismos, oscuridad de espíritu, sombras negras…
El alma, inundada por la bondad del Señor y de su gracia, llena del fuego de la caridad, arrebatada a las alturas y llena de amor, experimenta un gozo que es alegría espiritual y que se hace canto y asombro, sed anhelante de infinito, clamor de toda la verdad de todo el bien, de todo lo bello; atracción, ardor siempre creciente, de Dios; amando en el Uno a todos; en el Centro los rayos en el Sol de los soles toda luz.
Quien quiera seguir a María será vencedor de los propios enemigos y llegará al reino en que Ella reina con su Hijo, en la gloria que no tendrá más fin, en la beatitud inmensa más arriba, en el silencio sagrado del Incomprensible, donde suena un arcano esplendor, donde está el Altísimo.
Recen a Dios por aquel que, asistido por la gracia divina, escribe estas locuras de amor; el reza por todos aquellos que la leerán. Y que Dios nos done a sí mismo: largamente y por la eternidad. Amen.
“¡Las maravillas de la luz!”
3. Oración de los Fieles:
Virgen María, en tus días de gloria no te olvides las tristezas de la tierra Ruega por nosotros, María
Ten piedad de aquellos que lloran, de aquellos que rezan, de aquellos que vacilan, da a todos la esperanza y la paz
Ruega por nosotros, María
Danos un corazón magnífico para donarnos, fáciles a la compasión, un corazón fiel y generoso, que no se olvide de ningún bien y no conserve rencor por ningún mal
Ruega por nosotros, María
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