"¡Seamos Hijos de la Divina Providencia, y no desesperamos, pero, más bien, confiemos grandemente en Dios! No somos de aquellos catastróficos que creen el mundo termina mañana; la corrupción y el mal moral son grandes, es verdad, pero creo, y firmemente creo, que él último a vencer será Dios, y Dios vencerá en una infinita misericordia. ¡Una gran época está a punto de venir!" ,(Cartas II, 369).
Fundamentado en la misma esperanza, San Agustín exhortaba: "Cantamos Aleluya aquí abajo, mientras todavía estamos inquietos, porque podremos cantarlo allá arriba un día cuando estemos libres de preocupaciones."
“Sólo la caridad salvará el "mundo": "hacer bien siempre a todos, el mal nunca a nadie", es decir perseverar en el bien, valorizar la obra presente sabiendo que "vale para la eternidad”. Descubriremos un día que, en la historia de la Divina Providencia, nuestra vida, con sus éxitos y fracasos, tendrá un sentido. Por cuanto insignificante pueda parecer a veces ( "También un vaso de agua dado en mi nombre…" ), todo el bien sirve en las manos de Dios para hacer progresar su proyecto de Providencia, (también "dos panes y cinco peces" ), porque "dónde la mano del hombre termina, siempre empieza la mano de Dios, la Providencia de Dios", (Escritos 81, 286). Todo tiene sentido y valor.
San Pablo nos recuerda que "todo concurre al bien de los que aman a Dios, que han sido llamados según su designio" (Rm 8,28). El sentido de nuestra vida es dado por el misterio de Dios que todo valoriza en su "Instaurare omnia en Christo" victorioso: "él último en vencer es Él, Cristo, y Cristo vence en la caridad y en la misericordia", (Cartas II, 338.
Hacer la voluntad de Dios. La confianza en la Divina Providencia se traduce "en la obediencia a su Voluntad en nuestra historia aquí y ahora." " Hijo de la Divina Providencia significa a hijo de la fé y de la obediencia. "
Quien no construye con Dios dispersa. "Si el Señor no construye la ciudad, en vano trabajan los obreros". “No se hace nunca mucho si no cuando se hace mucho la voluntad de Dios" , (Escritos 55, 14). Hace falta ser abiertos al Dios de las sorpresas cuando nos pide entrar en sus caminos, en sus proyectos, a veces cambiando nuestros planes para el futuro y pidiéndonos hacer cosas que nosotros no hemos imaginado nunca. Don Orione expresava su actitudid diciendo: "estoy viendo que carta me juega el Señor. "
"Hacer la voluntad de Dios", como hijos, con confianza en su Divina Providencia, no lleva a retroceder en la pasividad infantil, sino potencia la inteligencia y la responsabilidad en colaborar en una relación "de hijos" al proyecto del Padre. ¡Benedetto XVI durante la santa Misa al inicio de su ministerio petrino, el 24 de abril de 2005, dijo: "Queridos amigos! En este momento no necesito presentar un programa de gobierno. (…) Mi verdadero programa de gobierno es no hacer mi voluntad, no perseguir mis ideas, sino ponerme a la escucha, con toda la Iglesia , de la palabra y de la voluntad del Señor y dejarme conducir por Él, de modo que sea Él mismo que conduzca la Iglesia en esta hora de nuestra historia."
Testigos vivaces, interesantes, que arrastran, apostólicos. Nuestra vida experimentada con confianza en la Divina Providencia también será alegre, activa y progresiva en un mundo apegado al presente y que teme el futuro. Por gracia de Dios, nuestra vida tiene sentido, es preciosa y no una "pasión inútil" (Camus) y nosotros estamos serenos y confiados, apasionados y aplicados en todas las realidades cotidianas, "colaboradores con la mano de Dios que edifica y no derrotistas con el diablo", (Escritos 32, 244). "La mano de Dios conduce todas las cosas. ¿Dirá alguien de vosotros: También los males? Usted, también los malos ánimos. También el pecado?. Usted, también el pecado. No el mal moral por si, pero porque nos hace sentir que somos nada delante del Dios" (Palabra 8, 37). Si otros jóvenes nos cogen en nosotros el perfume de la alegría del Reino, serán fascinados de ello y se meterán sobre las huellas de Jesús y la esperanza.
"Fuera de sacristía." Un joven orionino no puede y no tiene que sólo ser el joven de las reuniones de grupo, de los cantos con la guitarra, de los bonitos días pasados juntos. "Tenemos que ser santos, pero hacernos santos en modo que nuestra santidad no pertenezca sólo al culto de los fieles, ni sólo esté en la Iglesia, sino transcienda y arroje en la sociedad tanto resplandor de luz, mucha vida de amor a Dios y de los hombres, de ser, más que los santos de la Iglesia , los santos del pueblo y la salvación social." (En camino, p.325)
Ésta fue la actitud que Don Orione inculcó. Y explicaba, además: “no dejar de ver nunca la Iglesia ni la sacristía, más bien el corazón tiene que estar allá, la vida allá, allá dónde está la hostia; pero, con las debidas cautelas, es necesario que se dediquen a un trabajo que ya no sea solo el trabajo que hacen en Iglesia." (Cartas II,77)
¿Cómo es presente en los grupos y en nuestro movimiento juvenil orionino el compromiso político, social, cultural?
Caminar juntos. La esperanza debe ser conjugada en plural. Debe ser conjugada con la Iglesia y con la sociedad en que vivimos. “ Frater qui adiuvatur a frate quasi civitas firma. Qué bonito es querer al Señor y trabajar unidos y concordes para el Señor y en las manos de la S. Iglesia " (Escrita 48, 216). Las actitudes personales de unión con Jesús, de confianza en la Divina Providencia , de disponibilidad a los proyectos de Dios tienen que abrirse a actitudes comunitarias cada vez más amplias que abracen la familia, el propio entorno de vida, la parroquia, la sociedad, la Iglesia. Todo lo que se hace para "hacer familia", para hacer comunidad, (civil y eclesial) para entrar en un movimiento de conjunto, hacer Iglesia… fortifica la esperanza.
Junto a la acción puntual de la " hacer el bien siempre, el bien a todos " hacen falta proyectos comunitarios, metas comunes, caminos comunes. Sabemos que ésto ha hecho la Iglesia , por ejemplo, con el Concilio Vaticano II y con las grandes reuniones eclesiales, (sínodos = ver y caminar juntos) dedicados a discernir y decidir caminos comunes para responder al Señor en los tiempos de hoy. De manera parecida hace nuestra Congregación con sus Capítulos, los Secretariados, los Movimientos.
En este cuadro, queridos jóvenes es providencial, también vuestro ser en "movimiento" con Don Orione y con la familia orionina. Es una escuela de vida. Es un camino de esperanza.
También este Foro, con sus objetivos específicos de "actualizar" un proyecto de vida cristiana-orionina y de "coordinar un movimiento" juvenil orionino internacional es un acto de esperanza que responde a los desafíos del mundo de hoy y a las esperanzas del de los pueblos y las Iglesias de las que vienen.
Adelante, pues, porque están haciendo algo importante y santo que va más allá de vuestras personas y, en Cristo, será una pequeña obra de la Divina Providencia en el camino hacia un mundo mejor.
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