Nota insólita y simpática, los jóvenes seminaristas de Don Orione que habían sido los esforzados “peones de la Virgen” trabajando duramente en la construcción del santuario, desfilarán en la procesión portando no imágenes sagradas ni cirios encendidos, sino carretillas, palas, y otras herramientas de trabajo.
Don Orione manifestaba entonces certezas de santo: “¡Tortona, cántale a Dios un canto nuevo: la inauguración de tu santuario es una aurora! ¡Serán muchos los que alzarán su mirada a ti! ¡Cuántos serán -y de cuantos caminos- los que encaminarán sus pasos al santuario, deseosos de una renovada vida de fe, de una vida cristiana y ciudadana honesta, sedientos de amar a Dios y a los hermanos, de servir a Cristo en los pobres y los huérfanos; en humildad, caridad y trabajo! ¿Ves, Tortona, esos pequeños trabajadores del santuario? Parecen simples peones de albañil, y son levitas del Señor: vestidos de andrajos, manchados de cal, más pobres que el propio Francisco de Asís... Pero un día verás, verás... Dios los transformará en apóstoles y enviados de Cristo; heraldos de civilización, se repartirán el mundo para anunciar el Evangelio...”
Santuario Nuestra Sra. De La Guardia, En Tortona, Construido Por Don Orione, Con La Ayuda De Bienhechores, Benefactores Y Sus Seminaristas Que Hicieron De Peones, Obreros De La Construcción. . Una Obra Magnifica Por Su Arquitectura, Su Grandiosidad, Sin Dinero, Sólo Cumpliendo Una Promesa A La Virgen, Que Si Terminaba La Guerra Y Volvían Sanos Y Salvos Los Pobladores Y Clérigos, Lo Haría, Y La Virgen Cumplió Y Lo Ayudó Tocando El Corazón De Muchos Para Que Donen Para Esta Magnífica Obra Para Nuestro Señor y su madre María.
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