Don Orione enfatizó la importancia fundamental del ejemplo del maestro para formar a los alumnos, afirmando que el ejemplo del profesor es más influyente que sus palabras, y que los jóvenes se fijan más en las actitudes del educador que en lo que dice. Pidió a los docentes que alentaran y entusiasmaran a los jóvenes al estudio y al trabajo, usando palabras llenas de nobleza y bondad.
Para Don Orione, el maestro es un formador principal de los alumnos, y sus resultados dependen en gran medida de su ejemplo.
Él sostenía que los jóvenes miran más el ejemplo del profesor que sus palabras, ya que "los ejemplos arrastran". Instaba a los educadores a dirigirse a los jóvenes con palabras de aliento, animándolos al bien y al estudio con nobleza y bondad, para despertar su entusiasmo.
Él pedía que la atención de la institución estuviera siempre centrada en los jóvenes, a quienes no consideraba "máquinas", sino "el corazón de los jóvenes".
Su enfoque se basaba en la "caridad educativa", un método para desarrollar el hombre y la sociedad, a través de una educación integral que une el desarrollo civil con el desarrollo religioso, fundado en Cristo y el Evangelio.
Su visión social moderna buscaba responder a los cambios de la sociedad promoviendo a las clases populares, continuando la tradición educativa católica de forma innovadora.
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