13 de octubre 2013, en
Tarragona, fueron beatificados un gran grupo de mártires asesinados por
odio a la fe durante la persecución religiosa en España, en los años
1936-1939. Entre ellos se encuentraban los Orionitas: padre Ricardo Gil
Barcelon y el solicitante Antonio Arrué Peiró.
La persecución anticatólica de los años treinta en España fue unA de
lAs más radicales y los tratos crueles, la furia era contra los
cristianos y contra todo lo que era cristiano: 70% de las propiedades
fueron arrasadas iglesias, se destruyeron los archivos, las
bibliotecas, como para borrar también las las raíces históricas del
cristianismo.
Ya con Juan Pablo II, entre 1987 y 2001, fueron
beatificados 460 mártires. Entre 2005 y 2011, Benedicto XVI ha
beatificado a más de quinientos. Con los 522 beatificados el
13 de octubre de 2015 en Tarragona, la Iglesia tendrá algo así como 1.500
mártires asesinados en España en los años treinta, algunos de los cuales
ya están canonizados. Hay muchos. Pero son sólo un pequeño porcentaje
de las aproximadamente 10.000 personas que murieron por Cristo en ese
período.
Son pruebas directas que nos permite reunir la información y los sentimientos de ver incluso la santidad de las personas.
lsciano de las muchas personas que no conocen nada más allá del hecho
de que tienen una gran experiencia. Algunos de ellos tal vez fue un gran
santo, pero ya no es posible recolectar evidencia.
De los dos mártires, el padre Ricardo Gil y Antonio Arrué, que tienen
las personas que los han cumplido y dio testimonio de sus vidas y sus
muertes. Estos recuerdos a veces nos sorprenden y poner en su conjunto
se descubre la verdadera dimensión de la persona, los hechos más ciertos
de sus vidas. De esta manera usted puede tener una historia real que se
puede llevar adelante y proponer a los demás como una forma de vida.
Gracias al testimonio encontrado sobre nuestros mártires españoles,
Ricardo Gil Barcelon y Antonio Arrué Peiró, se encontró su santidad y
hoy puede trazar la historia de su vida para fortalecer nuestra fe. En
el video no es el testimonio de Amparo Raussel, quien tenía 12 años en
1936 y vivía en el mismo edificio del albergue Padre Richard y Anthony.
Fue testigo de la escena de la detención.
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