SABÍAS ?

MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA BARRANQUERAS

SABES LO QUE SIGNIFICA MLO? SIGNIFICA MOVIMIENTO LAICAL ORIONITA

¿ Y SU ORIGEN? :

El MLO tiene su origen en Don Orione el cual durante toda su vida, ha comprometido a los laicos en su espíritu y misión para "sembrar y arar a Cristo en la sociedad".

¿Quiénes integran el movimiento?
Todos aquellos laicos que enraizados en el Evangelio, desean vivir y transmitir el carisma de Don Orione en el mundo...

¿Cuál es el fìn del MLO?

Es favorecer la irradiación espiritual de la Familia orionita, más allá de las fronteras visibles de la Pequeña Obra.
¿Cómo lograr esto?

A través del acompañamiento, animación y formación en el carisma de sus miembros,respetando la historia y las formas de participaciòn de cada uno.

¿Te das cuenta? Si amás a Don Orione, si comulgás con su carisma, si te mueve a querer un mundo mejor, si ves en cada ser humano a Jesús, si ves esa humanidad dolorida y desamparada en tus ambientes, SOS UN LAICO ORIONITA.

¿SABÍAS?
El camino y las estructuras del MLO, se fueron consolidando en las naciones de presencia orionita. Al interno del MLO y con el estímulo de los Superiores Generales , se juzgó maduro y conveniente el reconocimiento canónico del MLO ... así fue solicitado como Asociación Pública de Fieles Laicos, ante la Congregación para la vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCVSA) y fue aprobado el 20 de noviembre de 2012.

Y BARRANQUERAS, SABÉS DONDE QUEDA? en el continente americano, en América del Sur, en ARGENTINA, y es parte de la Provincia del CHACO.

Algunas de las imágenes que acompañan las diferentes entradas de este Blog pueden provenir de fuentes anónimas de la red y se desconoce su autoría. Si alguna de ellas tiene derechos reservados, o Ud. es el titular y quiere ser reconocido, o desea que sea quitada, contacte conmigo. Muchas gracias


lunes, 31 de julio de 2023

1 DE AGOSTO, LLEGA EL PRIMER SACERDOTE ORIONITA A PARAGUAY

p. Angel Pellizari

Monseñor Bogarín Argaña

El 1 de agosto de 1976. El obispo Mons. Ramón Pastor Bogarín Argaña, y el párroco de las parroquias de Ñeembucú Sur, el padre Santino Tesei, dieron la bienvenida al primer sacerdote de la Obra Don Orione en Paraguay en Itá Corá: el padre Angelo Pellizari.

Los primeros misioneros Orioninos llegaron a Ñeembucú en 1976 y en 1988 en Mariano Roque Alonso abrieron el Pequeño Cottolengo.

 Luego llegarán el P. Luis Cacciuto (4 de marzo de 1976), el hermano Eduardo Gómez (septiembre de 1982) y P. Raúl Alfonso (marzo de 1984). Luego, el 19 de marzo de 1983, también llegan las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, María Mirta Paredes, María Adelaida Vargas y María Hortensia Matecich.

El P. Ángel Pellizari quien comenzó la Misión Orionita en Paraguay, relata cómo fue aquel inicio y el encuentro con Mons. Ramón Bogarín Argaña, quién había tenido un particular encuentro con Don Orione

Relata el P. Ángel Pellizari

MONS. RAMON BOGARIN ARGAÑA -obispo de la diócesis de San Juan Bautista de las Misiones- llegó en la tardecita del 31 de julio de 1976 a Mayor Martínez en un cochecito de color amarillo. En ese momento abría a los Hijos de Don Orione la misión en Ñeembucú, traspaso que se llevaría a cabo el día siguiente. Chiquita, la señora que tenía el lugar preparado para la cena, ofreció una buena porción de carpincho que saboreamos con gusto y alegría. Monseñor Bogarín era un hablador exquisito. Yo tuve la impresión de conocerlo desde mucho tiempo antes, impresión que se consolidó cuando esa noche salimos a caminar dando vueltas a la plaza del pueblo por un largo rato.

Ha sido un encuentro inolvidable para mí. Lo que decía el obispo en esa noche ahora lo considero como el contrato y el comienzo de su memoria. Era un momento muy deseado por él desde cuando conoció a Don Orione en 1939 el día de los funerales del papa Pio XI, cuando Bogarín celebró la misa de cuerpo presente en la basílica de San Pedro de manera no correcta porque ocupó parte del tiempo asignado a Don Orione para tal fin. Don Orione aprovechó la situación para empezar el diálogo con el joven religioso ofreciéndole otros encuentros.

Dando vueltas por la plaza, monseñor Bogarín me explicó cómo, siendo ya obispo auxiliar en Asunción, reunía a los jóvenes de Acción Católica. Gobernaba en ese tiempo el dictador Stroessner. Fueron tiempos muy feos para la Iglesia, tanto que el dictador llegó a alejar a Bogarín de Asunción con la aprobación del Nuncio Apostólico, creando una nueva diócesis en San Juan Bautista de las Misiones, de la que fue elegido obispo.

La nueva diócesis tenía solamente tres sacerdotes diocesanos y un regimiento militar, como para tener al obispo bajo observación. Frente a esa realidad Mons. Bogarín comenzó a buscar misioneros dando vuelta de congregación en congregación. También llamó sin resultado a la puerta de la Casa General de la Pequeña Obra de la Divina Providencia. "Pero Don Orione, en el adiós de 1939 en Génova, bendiciéndome antes de embarcarme, me había dicho que cuando llegara a ser obispo sería el primero de todos en abrirle las puertas del Paraguay a los Hijos de la Divina Providencia", recordó durante el paseo nocturno.

Siempre caminando alrededor de la plaza de Mayor Martínez, me tocó a mí explicarle que mi llegada al Paraguay fue "gracia de Dios, milagro de la Divina Providencia, misterio de profeta, de santo, programa de arriba, porque a mí nadie me dijo de venir a Paraguay, sino solamente el saber que en esta tierra hay muchos pobres", le señalé. Fue entonces que el obispo comentó que Don Orione le había dicho una tercera cosa cuando lo bendijo antes de regresar al Paraguay (las otras dos fueron que llegaría a obispo y que recibiría a su congregación): que moriría enseguida de nuestra entrada en Paraguay.

En el día de la entrega de las parroquias, el 1° de agosto de 1976, monseñor Bogarín me vistió con la estola leyendo el decreto de nombramiento como párroco en las tres parroquias de la zona. Así la congregación recibió esa porción de la diócesis de San Juan Bautista de las Misiones, que nosotros denominábamos Misión Orionina de Ñeembucú.

Después de todos los actos, paseando por unas horas, Monseñor tenía todavía ganas de hablar con su acostumbrado ardor. De lo mucho conversado entonces recuerdo que nos dijo: "El tiempo va pasando y llevo conmigo la luna, pero la claridad del día se acerca".

Monseñor Bogarín falleció el 3 de septiembre de ese año, apenas un mes después de la llegada de Don Orione a tierra paraguaya. Supe con claridad, entonces, que mi presencia allí se debía, sin dudas, a un decreto desde lo alto.




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