El mensaje de Don Orione, en el artículo 2 del Capítulo I de las Constituciones, del 22 de julio de 1936, escrito de su puño y letra. “Quede por tanto bien establecido que la Pequeña Obra, confiada a la única infinita bondad y ayuda de la Divina Providencia, queriendo configurarse, lo más perfectamente posible, al ejemplo dejado por el Hijo de Dios, es para los pobres, en los que ve y sirve a nuestro Señor Jesucristo, y quiere estar fundada en la humildad”. texto está ahora incluido en el artículo 15 de las Constituciones.
Con la
inequívoca y categórica expresión “Quede por tanto bien establecido que la
Pequeña Obra es para los pobres”, Don Orione ha querido poner en el fin
carismático un vínculo en relación a las personas a las que va dirigida la obra
caritativa de la Congregación. El fin eclesial-papalino (“llevar a la Iglesia y
al Papa”) a perseguir “mediante las obras de caridad” está determinado, más aún
“bien definido” en la elección de los destinatarios: "Nosotros estamos
para los más pobres, para los más pobres. Los trapos de la Divina Providencia
son para los hijos de las clases humildes más proletarias, más necesitadas…
Digo esto e insisto para trazar el surco, y no es la primera vez".
En un escrito muy significativo sobre el fin carismático, después de haber nombrado a los Jesuitas, Escolapios, Barnabitas, Salesianos, Maristas “y otras comunidades similares”, afirma “otra Misión y otro vastísimo campo nos ha abierto la Divina Providencia. Nosotros hemos sido llamados a ser los hijos de la Divina Providencia, la mano de la Divina Providencia, los instrumentos inteligentes de la Divina Providencia para aquellos, para todos aquellos que, careciendo de providencia humana, tienen necesidad, mayor necesidad, de la Providencia Divina”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario