En Victoria lo esperaba la Virgen de la Guardia
Mons Alberti, entre otros lugares, le ofrece el templo
de Victoria, construido hacía pocos años (1913 ), pero sin sacerdote residente,
por lo que ya empezaba a parecer medio abandonado
En compañía del párroco de San Fernando, de donde
dependía Victoria, P. Maximino Pérez, del Sr. Tomás Cullen y de Mons Silvani,
Don Orione llega a visitar el templo Él mismo lo cuenta en varias cartas a los
suyos de Italia.
El 1° de diciembre, escribe a todos los suyos de
Italia:
“mis queridos hijos en Jesucristo: (...) La Divina
Providencia abre sus puertas también en Argentina () En la iglesia nueva,
hermosa y ya equipada con todo, que me entregó el Obispo, situada en un
suburbio de Buenos Aires, llamado Victoria, encontré la estatua de la Virgen de
la Guardia, hermosa, con su Benito Pareto, y obtuve del Sr. Obispo que la
iglesia (que no había sido dedicada todavía) sea la Iglesia de la Guardia. Hay
también una hermosa Casa con 6.500 metros cuadrados de terreno alrededor ()
Espero ayuda de sacerdotes y seminaristas lo más pronto posible () Ánimo,
queridos hijos míos, vengan a ayudarme y les haremos un gran bien a las almas!
Mañana vuelvo a Brasil, y a mediados de enero vuelvo aquí – También acepté la atención
espiritual de unos 1000 huérfanos abandonados, en parte sin bautizar: se trata
de un Instituto nacional”.
Será sin embargo su amigo e “introductor”, Mons.
Silvani, quien agrega algunos sabrosos detalles a la tan conocida anécdota de
ese “encuentro” providencial; transcribimos del libro de Papasogli:
“Mientras nosotros observábamos y admirábamos las
bellas líneas de la iglesia, pareció perder el conocimiento; vimos que se
separaba de nosotros, levantando los brazos y lo escuchamos gritar, como nunca
lo habíamos escuchado, de alegría y entusiasmo; y lo vimos correr gritando como
un niño, siempre hacia la imagen de la Virgen que había llamado su atención, y
arrodillarse y rezar, conmovido y casi transfigurado... No entendíamos y le
preguntamos por qué tanto entusiasmo; él, señalando a la Virgen de la Guardia
en el altar, dijo: ‘Pero ¿acaso no lo ven? ¡Es la Virgen de la Guardia! Vine a
Argentina con la intención de edificar una iglesia a la Virgen; pero la Virgen
fue más diligente que yo y ya me la dio hecha... Cuando partí de Génova prometí
consagrarle todas mis obras en América y ahora me siento feliz de verla honrada
aquí’. Y
dijo que aceptaba la iglesia sin pensarlo más”53
No hay comentarios:
Publicar un comentario