CUARESMA, ORACIÓN CONSTANTE NOS DICEN EL PAPA
FRANCISCO Y DON ORIONE
EN ESTE TIEMPO DE CUARESMA Veamos la profunda
sintonía entre el Papa Francisco y Don Orione comparando textos de la
Exhortación Apostólica con textos de Don Orione,
QUE NOS HABLAN DE LA ORACION CONSTANTE :
PAPA FRANCISCO:
147. Finalmente, aunque parezca
obvio,recordemos que la santidad está hecha de una apertura habitual a la
trascendencia, que se expresa en la oración y en la adoración. El santo es una
persona con espíritu orante, que necesita comunicarse con Dios. Es alguien que
no soporta asfixiarse en la inmanencia cerrada
de este mundo, y en medio de sus esfuerzos y entregas suspira por Dios, sale de
sí en la alabanza y amplía sus límites en la contemplación del Señor. No creo
en la santidad sin oración, aunque no se trate necesariamente de largos
momentos o de sentimientos intensos.
156. La lectura orante de la Palabra de Dios,
más dulce que la miel (cf. Sal 119,103) y «espada de doble filo» (Hb 4,12), nos
permite detenernos a escuchar al Maestro para que sea lámpara para nuestros
pasos, luz en nuestro camino (cf. Sal 119,105). Como bien nos recordaron los
Obispos de India: «La devoción a la Palabra de Dios no es solo una de muchas
devociones, hermosa pero algo opcional.
Pertenece al corazón y a la identidad misma de
la vida cristiana. La Palabra tiene en sí el poder para transformar las vidas»
DON ORIONE
Con la oración podremos todo, sin oración no
podremos nada. Es con la oración que se hacen las cosas. Nosotros podemos
plantar y regar,pero sólo Dios puede dar el incremento, mas el medio más eficaz
de ayudar a nuestras obras, a nuestros esfuerzos, es que rueguen por todos con
fervor y constancia.
Lett 57, Santa nostalgia de Italia en el segundo viaje a Sudamérica. Victoria, 4 de noviembre de 1934
Llegando a las recomendaciones más específicas,
exhorto y animo a la oración.
¡Recen, recen mucho! Siempre y especialmente en
estos días. ¡Oración! ¡Oración! ¡Y silencio! Silencio absoluto, absoluto,
absoluto. ¡Si durante los Ejercicios Espirituales hablamos, no nos hablará
Dios! Y recogimiento, modestia, atención a la palabra de Dios, que viene a
nosotros de los labios de los predicadores.
Lett 76, El tiempo aceptable es silencio, recogimiento, oración, Buenos Aires, 27 de junio de 1936
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