4 julio de 1924, el senador Schiaparelli
hablo con Don Orione pidiéndole que se hiciese cargo del cuidado de algunos
huérfanos armenios. San Luis Orione acepto la propuesta y le pidió al P.
Vittorio Gatti que hiciese los arreglos necesarios para asumir el instituto con
Ludovico Chigi, Grand Maestre de la Orden de Malta. En Julio de 1925, Don
Orione envió sus religiosos a hacerse cargo del cuidado de los huérfanos,
nombrando al P. Camillo Bruno director de dicho instituto.
El 14 de septiembre de 1925, un grupo de cincuenta
huérfanos sobrevivientes del Genocidio Armenio fue recibido en dicho instituto
y la Congregación se ocupó de su cuidado.
Las vocaciones armenias
La vida en dicho instituto estaba inspirada en el
Sistema Educativo Paterno Cristiano de San Luis Orione, siendo una escuela de
santidad y virtudes cristianas, donde “se vivía casi un clima de seminario”. El
ambiente cristiano que reinaba en el instituto hizo florecer ocho vocaciones de
aquel grupo de huérfanos armenios, quienes viajaron a Italia para ingresar a la
Congregación el 29 de Junio de 1928
El encuentro con Don Orione y Dellalian
El 3 de julio de 1928, los armenios llegaron a Roma en tren desde Brindisi y se trasladaron a la parroquia romana de “Ognissanti” (Todos los Santos), donde el padre Roberto Risi les dio la bienvenida y los recibió en el colegio “San Filippo Neri”. Al día siguiente, conocieron a San Luis Orione quien los recibió como un padre como relataba el Padre Chamlian , quien era uno de los ocho huérfanos:
“Al día siguiente, 4 de julio, a eso del mediodía, el
seminarista Malfatti nos llevo a la casa de la calle Sette Sale, donde Don
Orione nos estaba esperando, habiendo venido de Tortona expresamente para conocernos.
Nos dio la bienvenida como un padre que recibe a sus hijos, a quienes hace
mucho que no ve. Nosotros, según nuestra costumbre, le besamos la mano y
llevamos la misma mano a nuestra frente como signo de respeto y reverencia. Él,
luego de habernos besado en la frente a todos, nos pregunto si habíamos tenido
un buen viaje, si estábamos contentos de estar en Italia y luego nos expreso su
alegría de tener en su congregación miembros de las iglesias orientales en
nosotros, armenios. Nos habló de la Armenia mártir y de la reciente persecución
turca contra los armenios. Luego nos invito a bajar para el almuerzo y después
de comer nos hizo cantar en nuestra lengua”
El Padre Dellalian , otro huérfano de aquel grupo,
recordaba su primer encuentro con Don Orione: “En el primer encuentro que
tuvimos con Don Orione, él nos recibió con más cariño que un padre hacia sus
hijos”.
El
Padre Chamlian nuevamente relatando su primer encuentro con Don Orione decía:
“A eso de las cuatro, nos encontrábamos en la recepción del Instituto ´Divino Salvatore´. Entonces le informaron a Don Orione que los armenios estaban en la
recepción. Apenas lo supo, subió rápidamente. Mientras tanto nosotros
fantaseábamos que clase de hombre sería Don Orione que estaba a cargo de tantos
sacerdotes y seminaristas dispersos en diversas casas, y era superior de tanta
gente.
En aquel momento apareció un sacerdote más bien
anciano, entonces el asistente nos dice que era Don Orione. Nosotros le besamos
la mano según nuestra costumbre, y luego de haberla besado llevamos la misma
mano a nuestra frente inclinada. Don Orione, luego de preguntarnos a cada uno
el nombre, quería saber el significado de llevar la mano a nuestra frente luego
de haberla besado. Uno de nosotros le explico que con este acto reconocemos a
la persona que se le besa la mano como nuestro superior y por tanto este acto
significa la sumisión de nuestra mente a su voluntad. Esto le gustó tanto a Don
Orione que nos pidió nunca perder esta usanza tan significativa. De hecho
cuando nuestro amado superior, Don Orione, nos presentaba algún personaje
ilustre o un benefactor les explicaba nuestro modo de besar las manos, y si
alguna vez al besar la mano nos olvidábamos el segundo acto, sea por olvido o
por vergüenza de la circunstancia, él con amor nos llamaba la atención y nos
decía que no debíamos olvidar nuestras tradiciones”.
Luego de algunos días en Roma, el 8 de Agosto de 1928,
los aspirantes armenios fueron enviados a la Colonia Santa María en Monte Mario
(Roma), donde funcionaba un aspirantado de la Congregación.
Manteniendo las tradiciones armenias
Durante la formación de los seminaristas armenios, Don
Orione siempre tuvo un especial cariño por ellos, como también la preocupación
que ellos mantuviesen sus tradiciones, lengua y raíces, haciendo también lo
posible para que estuviesen en contacto con otros religiosos armenios. Por
ello, el deseo de Don Orione era darles el hábito religioso al estilo armenio
como el que utilizaban los seminaristas armenios de Propaganda Fide,
explicándoles a sus aspirantes: “Quiero darles un habito de armenios, pero
armenios en nuestra congregación”. Acerca de esto, contaba el P. Chamlian:
“Era el 29 de febrero, cuando Don Orione nos vino a ver en la Colonia y nos invito a ir a visitar al Director del Seminario Católico Armenio de ‘Via San Nicolò da Tolentino’ cerca de Piazza Barberini. El objetivo de dicha visita era ver si le podía dar a sus seminaristas armenios el mismo modelo de hábito que usaban los seminaristas armenios con la faja roja. El director del seminario era entonces un joven sacerdote de nombre Padre Garabed Aghagianian, quien algunos años después fue ordenado obispo y nombrado cardenal en los años ‘40 por Pio XII. Y bien, Don Orione obtuvo plena autorización de vestirnos como los estudiantes del seminario armenio. Las hermanas de la Colonia enseguida pusieron manos a la obra y nos prepararon siete hábitos a medida, siete sobrepellices con una gran capa”.
El 4 de abril de 1929, Don Orione le impuso el hábito con la faja roja a siete seminaristas siguiendo la usanza armenia. Dijo entonces en su homilía: “…Sea alabado Jesucristo, este no es solo un saludo cordial, un augurio para la simple vestición de un armenio, porque es la Providencia quien tomo estos jóvenes y los trajo desde Armenia atravesando primero Turquía y luego Rodas hasta Roma. Esto debe hacernos reflexionar y mucho más conmovernos, pues nos alegra el hecho que nuestra pequeña congregación se encuentre unida aquí, en este lugar frente al Santísimo Sacramento orientales y latinos. (…) Estos jóvenes que ustedes ven aquí son casi todos hijos de mártires (…) Armenia, la única nación cristiana en medio del mundo mahometano, vio muchas veces el derramamiento de la sangre de sus hijos confirmando su fe en Jesucristo, y es por esto, mis queridos hijos, que los ciño con una faja roja para que llevándola se recuerden de su patria mártir, de sus antepasados que dieron la sangre en defensa de la fe de Roma y estén preparados también ustedes para derramarla, mostrando ser hijos dignos de sus padres (…) Esta tarde sentimos como un alba radiante de aquello que ocurrirá cuando en la pequeña Congregación se hablen todas las lenguas, se celebre la Santa Misa en todos los ritos aprobados por la Iglesias. Nosotros esta tarde hemos escuchado cantar el Padrenuestro en idioma armenio, pero qué hermoso será cuando en nuestra Congregación se entone el Padrenuestro en todas las lenguas!”
Al terminar la homilía, Don Orione miró a los
seminaristas armenios y les dijo: “¡Entonen las letanías en armenio!”. Muchos
religiosos presentes aquel día recuerdan el entusiasmo de Don Orione al hablar
de las Iglesias orientales y el ecumenismo. Aquella ceremonia quedará grabada
en los corazones de los seminaristas armenios, como recordaba el P. Chamlian:
“Nuestra alegría era inmensa, incluso cuando nuestro habito era incomodo para
trabajar y correr cuando jugábamos policías y ladrones”.
“Santo Padre, en este momento también yo soy armenio”
El 23 de junio de 1929, en ocasión
de la beatificación de un mártir armenio, Der Gomidas Keumurdjian (imagen), el
Papa Pio XI ofreció una audiencia especial para los armenios de Roma, en la
cual participaría los seminaristas armenios orionitas. Al enterarse Don Orione
de esto, decidió ir con ellos. Relata el Padre Chamlian:
“El mes de mayo de 1929, fue la beatificación del
mártir armenio Der Gomidas Komurgian, en aquella circunstancia el Papa Pio XI
concedió una audiencia particular solo para los armenios que se encontraban en
Roma. Aquel día Don Orione estaba en Roma para participar de la beatificación
de Don Bosco y fue a la Colonia de Monte Mario a visitarnos. Cuando le dijimos
que iríamos a la audiencia del Papa concedida solamente para los armenios de
Roma, y el nos responde: “Bien, yo voy también con ustedes y si el Papa me dice
algo le diré que también yo soy armenio”. De hecho se unió a nosotros, entró
con nosotros y se sentó al lado nuestro.
El Papa entró a la sala y dio a besar su sagrada mano
a todos los armenios que estaban a su alrededor en la sala, al llegar a Don
Orione dice: “¡Oh, esta también Don Orione!” Don Orione nos presentó al Santo
Padre como sus seminaristas y dijo: “Santo Padre, en este momento también yo
soy armenio”, entonces el Papa le contesto: “Don Orione omnibus omnia factus y ahora
se hizo también armenio…”
La comunidad armenia de Roma
Los estudiantes del Colegio Armenio de Roma estaban
sorprendidos al escuchar que Don Orione, un sacerdote de rito romano, estuviese
interesado de los ritos orientales y que tuviese en seminaristas armenios en su
Congregación, ganándose así la estima y veneración de toda la comunidad de
religiosos armenios en Roma. Un ejemplo de dicha estima, es el Patriarca de
Cilicia de los Armenios, Su Beatitud Hemaiag Bedros XVII Ghedighian quien
conoció a Don Orione y participaba frecuentemente de las misas celebradas por
Don Orione en la casa de la calle Sette Sale, mientras era estudiante de la
Universidad Gregoriana a principio de la década del ‘30.
El sueño de Don Orione
Uno de los grandes deseos de Don Orione era que sus
seminaristas armenios fuesen ordenados en rito armenio, por lo que le pidió a
su vicario, el Padre Sterpi, presentar el caso a la Congregación para las
Iglesias Orientales. Él soñaba que algún día ellos pudiesen trabajar con la
comunidad armenia y transformarse en un puente de unión entra la Iglesia de
Roma y las Iglesias Orientales. Pero nunca llegó a ver su deseo hecho realidad.
De hecho los seminaristas Dellalian y Chamlian fueron ordenados bajo rito
romano y no bajo rito armenio.
Aparentemente, el Visitador Apostólico enviado por la
Santa Sede, el abad benedictino Emanuele Caronti, desalentó dicha iniciativa
dada la inminencia de la guerra y la conclusión del 1° capitulo general de la
Congregación (Agosto de1940). Luego de algunos años, la Congregación consiguió
que los PP. Dellalian y Chamlian puedan celebrar la misa en rito armenio.
Conclusión
La historia de los seminaristas armenios nos muestra
el corazón de padre de Don Orione, como también su amor por la Iglesia Armenia,
especialmente por sus mártires a quienes admiraba. Este amor por el pueblo
armenio se transformará en una preocupación: sus seminaristas debían conservar
las tradiciones, lengua y rito de sus seminaristas; siendo así un ejemplo de
respeto a las culturas.
De aquel grupo de 50 niños, ocho ingresaron a la
Congregación y solo dos fueron ordenados sacerdotes. Pero todos ellos siempre
conservaron un gran amor por Don Orione, a quienes consideraban su padre.Si
bien nunca Don Orione nunca pudo ver su sueño hecho realidad, los caminos de la
Providencia son indescifrables y quien sabe algún día este sueño se vuelva una
realidad.
Padre Facundo Mela (fdp) /www.donorione.org.ar
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