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125 años de la coronación de Nuestra Señora de Luján
(09.05.2012) Numerosas personas participaron ayer de los festejos cívico-religiosos por los 125 años de la coronación pontificia de la imagen de Nuestra Señora de Luján, que se venera en la basílica dedicada a la patrona nacional.Los festejos comenzaron hace una semana con el cambio del vestido de la Virgen y siguieron la noche del lunes con los piropos que se escucharon en el interior del santuario mariano nacional.
En tanto, ayer por la mañana se realizó una sesión extraordinaria del Concejo Deliberante de Luján, que contó con la participación del intendente local Oscar Luciani, ediles y el rector de la basílica, presbítero José Daniel Blanchoud, quien en ese marco invitó a reconocer “el regalo de la Virgen, que se quiso quedar acá”.
Por la tarde, la procesión salió a las 14:30 desde Ituzaingó 368, lugar de coronación de la Virgen en 1887, y culminó a las 15 en la basílica, donde el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherrig, presidió la misa concelebrada por el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Agustín Radrizzani, y numerosos sacerdotes.
En la homilía, el representante pontificio destacó que “el gran desafío para la Iglesia es, desde siempre, el de la fe. Y el tema de la fe, sobre todo en nuestros días, nos interpela con fuerza y urgencia. En todo el mundo muchos cristianos están abandonando la fe y muchos otros viven como si Dios no existiera. Nuestra generación, como ya la de los Apóstoles, está enfrentada con la cuestión: ¿Quién es Jesús para mí? ¿Verdaderamente qué ha cambiado para mí con su encarnación, su muerte y resurrección? ¿O bien es simplemente, como dicen algunos, sólo un idealista fracasado, un profeta del pasado, un benefactor de la humanidad o un hombre sabio que ha propuesto un estilo de vida que es imposible seguir?”
“Para obtener una respuesta miremos a María, nuestra Madre, que es venerada en tantos santuarios de la Argentina. Ella puede guiarnos con el ejemplo de su fe y reconducirnos a su Hijo para ser tocados también nosotros por el amor divino. María nos enseña que, si nos dejamos tocar por la poderosa mano de aquel Dios que está lleno de amor, podremos recibir una vida nueva, la vida eterna, que nos conducirá a través de la muerte a los brazos del Padre”, subrayó.
Tras asegurar que “la historia de la Iglesia es la historia de María”, se refirió al Año de la Fe convocado por el papa Benedicto XVI, al considerar que “es una invitación a todos los católicos a darse cuenta de la situación de la Iglesia local, y a renovar su participación activa en la re-evangelización de su comunidad. Se trata de despertar la confianza en la presencia del Resucitado en medio de nosotros”.
Pero, aseguró, “profesar la fe con la boca no es suficiente: el testimonio implica también un compromiso público”.
Monseñor Tscherrig invitó a confiar y poner los esfuerzos por el Año de la Fe en los brazos de la Virgen de Luján, Madre de Cristo y Madre de la Iglesia, y repitió con la comunidad la oración que el beato papa Juan Pablo II pronunció el 12 de abril de 1987 en la avenida 9 de Julio al consagrar la Argentina a la Virgen de Luján:
“Te encomiendo y te consagro, Virgen de Luján,
la patria argentina, pacificada y reconciliada,
las esperanzas y anhelos de este pueblo,
la Iglesia con sus Pastores y sus fieles,
las familias para que crezcan en santidad,
los jóvenes para que encuentren la plenitud de su vocación,
humana y cristiana,
en una sociedad que cultive sin desfallecimiento
los valores del espíritu.
“Te encomiendo a todos los que sufren,
a los pobres, a los enfermos, a los marginados;
a los que la violencia separó para siempre de nuestra compañía,
pero permanecen presentes ante el Señor de la historia
y son hijos tuyos, Virgen de Luján, Madre de la Vida.
Haz que la Argentina entera sea fiel al Evangelio,
y abra de par en par su corazón
a Cristo, el Redentor del hombre,
la Esperanza de la humanidad.
“Que la Santa Madre de Dios nos escuche y nos ayude a imitarla en la humildad y en la fe en Cristo Resucitado”, concluyó.
La coronación de la imagen de Nuestra Señora de Luján se realizó un 8 de mayo de 1887 en nombre del papa León XIII por el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Federico León Aneiros
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