(Preparada por el Hno. Jorge David Silanes)
12 DE MARZO DE 1915
Don Orione en la Colonia Agricola S. Maria (Roma-Monte Mario) visita i suoi orfanelli accompagnato da mons. Bagnoli (obispo de Avezzano)...
12 DE MARZO DE 1924
Bendición de la piedra fundamental de la Iglesia y de la escuela en el puerto de Mar del Plata por parte del Nuncio Apostólico, con la presencia de la Sra. Elisa de Alvear, Presidenta de la comisión, de la Sra. Dolores Anchorena de Elortondo, Presidenta del Consejo Gral. Vicentino, bajo cuyo auspicio se inicia esta obra.
Zanocchi, carta a Don Orione del 25/2/24; Pap. pág. 347.
12 DE MARZO DE 1936
En Rosario de sta Fe, el padre Mariano Szymkus y el Hno Juan se trasladan, desde la Iglesia ntra Sra. del Perpetuo Socorro (Av.da. Alverdi) a la Escuela Boneo (Gorriti 660)
12 DE MARZO DE 1939
Es elegido Sumo Pontífice el Cardenal Eugenio Pacelli que toma el nombre de Pío XII (1939 - 1958), asiste Don Orione.
12 DE MARZO DE 1940
Reza por última vez la Santa Misa y le manda al Papa Pío XII un telegrama de felicitación en el aniversario de su coronación.
Don Orione fallece en San Remo (Italia) a las 22.45.
Il Canonico pág. 349; Pap. pág. 437 ss.
Era un cura, pero era un buen hombre”
Don Orione falleció en San Remo, imprevistamente, cuando parecía que sus fuerzas se restablecían, a las 22.45 hs. del 12 de marzo de 1940.
Sus funerales un verdadero triunfo dieron la medida de la fama de santidad del hombre.
A propósito de los funerales, el féretro de Don Orione se llevó desde San Remo a Génova, Novi, Alessandria, Milán y Tortona donde fue sepultado el 16 de marzo en el santuario de la Virgen de la Guardia y el padre Fabbretti contó: “El elogio de la santidad yo lo he oído precisamente esa mañana de marzo, asomado en el tranvía que, después de pocos metros, pudo proseguir, a raíz de un desperfecto en las vias y por la multitud desbordante que se dirigía a Sant'Ambrogio (en Milán). Dos operarios, tendidos en el suelo, trataban de reparar lo mejor que podían los rieles, pero no les era posible hacer mucho, la gente los aplastaba. Finalmente llegó el féretro cubierto de claveles. Ví muchas señales de la cruz, gente que caía de rodillas. Sobre todo ví lágrimas silenciosas de la pobre gente, que ni siquiera sabe si son de dolor o de esperanza.
Uno de los dos obreros le preguntó entonces al otro, un poco resentido: “¿Qué sucede? ¿Quién ha muerto?”. Y el otro: “Es Don Orione”. Y el primero: “Don Orione. ¿Y quién es?”. El otro le contesta: “Era un cura, pero era un buen hombre”. (La Gazzetta del Popolo, Torino 2 - 6 - 1972).
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