-Palabras de Don Orione:
La Iglesia está segura de la victoria porque lo ha dicho el Señor, pero Dios quiere que sea una victoria conquistada por todos sus hijos. El arma mejor, y que todos podemos emplear, sigue siendo siempre la oración…
Recemos, pues, hermanos; acudamos a los pies de la Virgen desde donde fluyen sobre toda la tierra las aguas vivas de la piedad y del amor suavísimo de Dios. Vengan a los pies de la Virgen, almas oprimidas por el dolor y amenazadas por las adversidades. ¡Vengan a Ella, que es la suavidad, la mansedumbre, la gracia, la Madre de la divina misericordia!
La voz que nos invita a levantar los corazones, rezar, amar a la Virgen, es siempre como una onda de bálsamo... es la voz de la caridad, que anuncia a la gente que no se ha apagado la llama encendida por Jesús entre los hombres.
¡Ánimo, pues, recemos a la Virgen! Acudamos a los altares de nuestra santísima y queridísima Madre del Paraíso, y recemos. El mundo se burlará de nosotros, pues ésa es su función; nosotros, rezando cumpliremos nuestro deber; nos fortaleceremos en el espíritu, nos formaremos para una vida y una acción católica verdadera y duradera, y apresuraremos el día de la restauración cristiana y de la paz.
Dios ha confiado especialmente a la Virgen la obra de la paz universal del mundo. Nadie podría realizarla mejor que Ella. Invoquémosla, pues, con todo el impulso del alma; invoquémosla llenos de confianza filial y sin cesar…
Pidamos por los cristianos perseguidos en el mundo, para que por medio de la fe y el buen testimonio y de la mano de María podamos vencer el odio y la violencia, y reine la tolerancia y la paz entre los distintos credos.
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